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Notas que patinan #119: Subsol

El jueves pasado, en el hall del CCCB, a eso de las siete y media de la tarde, Chema Pamundi, youtuber especializado en juegos de mesa, presentaba la primera sesión de un nuevo festival sobre cultura popular y subcultura, Subsol, compartiendo con el público una reflexión sobre la separación entre alta cultura y cultura popular a través de un par de ejemplos que a él le parecían intercambiables: un momento del programa de televisión El Chiringuito en el que el tertuliano Cristobal Soria intenta tocar la trompeta en la oreja de otro tertuliano que le ignora olímpicamente y una performance de Yoko Ono gritando ante un micrófono en el MoMA de Nueva York. Chema Pamundi opinaba que Yoko Ono podría ser una excelente tertuliana de El Chiringuito mientras que Cristobal Soria podría haber actuado en el MoMA con su trompeta. Está todo ya muy roto, muy abierto, muy mezclado.

Kiko Amat, novelista, articulista y director de Subsol, ha diseñado este nuevo festival en forma de ciclo (una sesión cada mes hasta mayo) como un espacio para dar cabida a propuestas que, por definición, quedan excluidas de los parámetros de la cultura seria y de la cultura alta o académica: marginalidad, outsiders, subcultura, baja cultura y arte lowbrow, de lo subterráneo a lo popular, en forma de tebeos raros, humor duro, música urbana o literatura proleta o populachera. Ya apuntaba un poco hacia esa dirección el festival Primera persona, que Kiko Amat codirigió junto a Miqui Otero hasta hace bien poco, también en el CCCB. Pero Subsol convierte ahora esa temática en su primer objetivo, en su misión, y no precisamente con el ánimo de realizar arqueología sobre raras subculturas del pasado sino con la voluntad de poner el foco en lo que está pasando ahora mismo ahí fuera.

El jueves, en un escenario intencionadamente cutre presidido por un tresillo y dos pantallas de vídeo a cada lado, Chema Pamundi oficiaba como maestro de ceremonias de esta primera sesión presentando y dando paso a cada uno de los tres invitados: Kike García, uno de los directores de El Mundo Today, el dibujante y novelista Juarma y la cantante de drill Bebegrande.

Kike García, en representación del equipo de El Mundo Today, presentó su desternillante intervención como un intento de sacarnos de nuestra profunda ignorancia. Habéis entrado aquí sin saber nada pero saldréis sabiéndolo todo, nos vino a decir. Con ese ambicioso propósito su charla partió del instante anterior al Big Bang para dar un repaso a la historia del ser humano hasta nuestros días y un poco más allá. Con el estilo y tono que han hecho famoso a El Mundo Today y apoyado por las imágenes que iban apareciendo en las pantallas laterales, Kike García realmente disparó en todas direcciones sin eludir ningún tema conflictivo, más bien metiéndose en los jardines más arriesgados (la independencia de Catalunya o el feminismo, sin ir más lejos). Nos encanta estar aquí porque nos encanta beber de la teta del estado, comenzó diciendo. Las carcajadas constantes que arrancó al público que abarrotaba el hall realmente no eran mal plan para comenzar una sesión de tarde que se prolongaría hasta diez minutos más allá de las diez de la noche.

Juarma, a quien muchos hemos comenzado a conocer recientemente por su novela Al final siempre ganan los monstruos publicada por Blackie Books, también nos arrancó unas risas pero mezcladas con cierto sabor agridulce, a ratos tierno y a ratos punk. Sentado en el tresillo, antes de comenzar avisó de que jamás había hablado ante tanto público junto y, provisto de unos papeles, dijo que iba a leer mayormente su intervención, titulada Reventar la cabina telefónica de mi pueblo a pedradas tres veces me convirtió en dibujante, aunque a medida que avanzaba en el relato de su trayectoria como dibujante de cómics, salpicado de anécdotas vitales, se fue soltando cada vez más hasta arrancar varias ovaciones del público. Mientras Juarma nos ponía al corriente de cómo un tipo nacido en una familia muy humilde de un pueblo andaluz en 1981 ha acabado convirtiéndose en novelista después de trabajar desde los catorce años como albañil o como jornalero en la vendimia del sur de Francia, contemplábamos las fascinantes portadas de su larga trayectoria fanzinera y sus no menos fascinantes títulos: Abrázame hasta que esta vida deje de dar puto asco, Me gustas pero dentro de un nicho, Amor y Policía o Los Bocadillos de Chopes.

Juarma nos habló de sus referentes (las viñetas de Roger Pelàez en el TMEO o el Azagra de Pedro Pico & Pico Vena), de sus rabiosos haters, del progresivo control de su ira y de la paz que ha sentido siempre cada vez que se ha puesto delante de un papel a dibujar.

Bebegrande cerró la sesión cantando sus temas mientras se paseaba con mucha calma por el escenario en lo que para muchos sería seguramente el primer contacto con el fenómeno drill, una escena musical que está tomando el relevo del trap y que se caracteriza por que sus protagonistas son jóvenes racializados y por un fuerte contenido social. El drill nació en Estados Unidos y nos ha llegado a través de Gran Bretaña. Una vez en Europa algunos, seguramente los mismos de siempre, posiblemente el mismo tipo de gente que se empeñaba en hacerle la vida imposible a Juarma en su infancia y adolescencia, han creído ver en el drill un fenómeno peligroso que debía ser reprimido siguiendo la máxima de matar al mensajero en vez de intentar arreglar las injusticias que pretende denunciar, como señaló Chema Pamundi en su presentación. Nacida en Lisboa en 2001, hija de un peón caboverdiano y una camarera angoleña, Bebegrande ha crecido en el barrio zaragozano de Delicias y canta temas en los que se mezcla el castellano, el portugués, el inglés o el francés, una mezcla de lenguas que es otra de las singularidades del #spanishdrill. Bebegrande defendió con mucha elegancia su repertorio a pesar de que una parte del público comenzó a abandonar el hall del CCCB a medida que se acercaban las diez de la noche (What you wanna do? Si no hay nada que hacer, cantaba Bebegrande) y a pesar también de que el público que la acompañó hasta el final debía mantenerse sentado porque no parecía haber otra alternativa (déjame fluir, cantaba Bebegrande). Asistir a un concierto de drill sentados y sin bar, después de dos horas de intervenciones, no parecía el ambiente más propicio para la actuación pero a Bebegrande no pareció importarle. Todo mal que viene siempre con un bien vendrá, es el lema que Bebegrande repite una y otra vez en sus temas como un mantra.

Las próximas sesiones de Subsol, a un precio popular de diez euros (siete con reducción y gratuito para los parados), se celebrarán el próximo 9 de abril (con Chill Mafia, Las chicas del Viernes y Saïm) y el 12 de mayo (con Peter Bagge, Bobby Gillespie y Baya Baye).

Publicado en Teatron.