No sé a santo de qué me vino a la cabeza la impresionante canción 1987 de Hidrogenesse, publicada en el álbum Gimnà stica Passiva (2002). Seguramente sería por la historia de John Cage con la que estuve a punto de acabar. La del monje budista que, después de algunos intentos, acaba por alcanzar la iluminación. Seguramente fue por la luz.
«Apaga todas las luces y vámonos
a bailar a un bosque.
Quema todo tu dinero y vámonos
a bailar a un bosque.
Rompe tu contrato y vámonos
a bailar a un bosque.
¿Qué coño está pasando? Vámonos…
Quiero hacer esto contigo.
Todo era tan caro
y de repente todo es barato.
Todo era tan caro
y de repente 1987.
Apaga todas las luces y vámonos
a fotocopiarnos libros.
Quema todo tu dinero y vámonos
a fotocopiarnos libros.
Rompe tu contrato y vámonos
a fotocopiarnos libros.
¿Qué coño está pasando? Vámonos…
Quiero hacer esto contigo.
Todo era difícil
y de repente todo es tan fácil.
Todo era tan difícil
y de repente 1987.
Quiero hacer esto contigo.
Todo era tan… y de repente…
Todo era tan… y de repente 1987…»
Pero también podría ser por ese año de la crisis.
En finanzas, se denomina lunes negro al lunes 19 de octubre de 1987, cuando los mercados de valores de todo el mundo se desplomaron en un espacio de tiempo muy breve. La caída comenzó en Hong Kong, se propagó hacia el oeste a través de los husos horarios internacionales, llegó a Europa y, por último, a Estados Unidos. El índice bursátil Dow Jones bajó 508 puntos, situándose en los 1739 (22,6 %). Hacia finales de octubre, los mercados de valores de Hong Kong ya habían caído un 45,8 %, Australia un 41.8%, España un 31 %, el Reino Unido un 26,4 %, Estados Unidos un 22,68 % y Canadá un 22,5 %. El impacto fue especialmente duro en los mercados de Nueva Zelanda, que cayeron un 60 % desde el máximo de 1987, y del que tardaron varios años en recuperarse. (Lunes negro en la Wikipedia)
Ya ves, Nueva Zelanda. ¿No es a dónde quería ir el padre de John Cage?
A pesar de la tristeza que impregna esta canción hay algo poderosamente subversivo y esperanzador en su letra, ¿no? Todo era difícil y de repente todo es tan fácil. Creo que esa frase condensa lo más importante de lo que me proponía decir. Está bien acabar así.