Soren Evinson vino al primer día de Gibbons Amateur en el Antic Teatre y ha escrito este interesante, e incluso inquietante, artículo en Mambo.
Empieza así:
¿Cuánto puede uno dedicarse a uno mismo antes de morir de asco?
Poco más tarde de salir de Gibbons de Rubén Ramos me encuentro con Rubén Ramos en la terraza del Antic Teatre. El asco a uno mismo es una de las cuestiones que sale de esa conversación. Hablamos del asco de producir. Pienso ahora en un texto que se proyecta en la pieza hablando de William S. Borroughs y su novela Yonki -parafraseo-: “El yonki, contra lo que se piensa, sí tiene objetivos. El objetivo del yonki es siempre la siguiente dosis”. Una vida clara y ordenada, una claridad de los antes, los despueses, los porqués y los cómos de la producción.
Pero vamos por partes, la pieza se forma de la siguiente manera: Rubén Ramos sentado de espaldas al fondo de sala contra un piano de pared abierto toca música clásica. Sobre la pared se proyecta un texto que se despliega a lo largo del tiempo que Rubén toca el piano. Ya está.
El artículo completo en Mambo.