Dice Ernesto Collado que nunca le han tomado en serio o, si lo entendí bien, que nunca han tomado en serio las cosas que él ha ido diciendo en escena a lo largo de, pongamos, los últimos veinte años. Lo dijo ayer en el estreno de Landscape, el idiota y lo sublime en el ciclo Noves escenes de La Pedrera. Creo entender lo que quería decir. En parte, Ernesto, si me permites que te hable de esta manera, deberías reconocer que es culpa tuya. No digo que tengas toda la culpa, no es eso, pero seguramente no te tomen del todo en serio, suponiendo que sea así (que yo también creo que un poco es así), porque tú tampoco pareces tomarte muy en serio, cosa que es de agradecer (al menos yo te lo agradezco sinceramente). Tus piezas, hasta donde yo conozco (no las he visto todas pero bastantes como para atreverme a realizar este comentario), están desprovistas de lo que posiblemente mucha gente entenderá como seriedad. No suele uno salir con sensación de pesadez sino de ligereza. A pesar de que es evidente que eres alguien culto, muy leído, reflexivo, no sueles utilizar un lenguaje pedante dirigido a especialistas y hay algo de ópera bufa, algo cómico, siempre rondando por ahí, no lo puedes negar. La gente suele reír y tú no desdeñas esas risas. Creo que inconscientemente, por lo menos, las buscas. Pero eso no quiere decir que lo que estés diciendo, ahí en escena, no sea muy serio. A veces, aunque nos riamos, en realidad, sabemos que lo que hay detrás de lo que estamos escuchando no tiene ni puta gracia. A veces nos reímos para no llorar. Pero esa seriedad tuya no querría confundirla con la tristeza, que a veces también está ahí, pero no siempre. Ayer yo creo que se vio más claro que nunca. Esa seriedad creo que tiene que ver con cierta profundidad. Diría que ayer utilizaste esa palabra. Hay muchas maneras de vivir la vida pero, quizá, una manera de tomarse la vida en serio sea buscar esa profundidad extrañándonos ante lo que nos rodea. Decía Josep Pla (igual ni era cosecha propia) que lo más profundo del ser humano está en la piel. La profundidad se puede buscar de muchas maneras. Contemplar el paisaje, como haces tú y como también hacía Pla (el mismo paisaje del Empordà donde vives tú desde hace años), me parece una atractiva manera de intentar conectar profundamente con la vida.