En el siglo XXI un tipo que toca música clásica al piano llena el CCCB y La Casa Encendida a las pocas horas de ponerse a la venta las entradas de un festival que sucede en dos centros de cultura contemporánea.
¿Qué está pasando?
De acuerdo, James Rhodes no es un pianista clásico convencional. Además, ha escrito un libro muy poco convencional en el que habla en primera persona de cómo le violaron repetidamente cuando era un niño, de cómo eso le condujo a un infierno de drogas y psiquiátricos, pero sobre todo de cómo la mal llamada música clásica le salvó y de cómo podría salvar a mucha más gente si ese tipo de música no estuviese secuestrada por los guardianes elitistas que mantienen a la también llamada música culta aislada del mundo real, en formol. Ese libro lleno de tacos, Instrumental, es el fenómeno editorial del año en España y, seguramente, va a hacer más por aumentar la afición a la música clásica que cualquier intento de crear público que emprendan las instituciones públicas que dicen dedicarse a eso. Los directores de ese festival tan poco convencional como James Rhodes, el Primera Persona, con una mirada siempre puesta en el mundo anglosajón, se fijan en él inmediatamente y lo invitan a su festival antes de que corra la voz.
¿Por qué?