¿Para qué sirve escribir en tu blog? Hace unas semanas alguien que vive en Madrid me escribió diciéndome que le encantaba que me hubiese trasladado a Barcelona como corresponsal porque así, con estas notas que patinan, se iba enterando de lo que se cocía por aquí. «Siempre que patine y sea divertido», me decía. En mi respuesta no entré en ese jardín pero, a ver, aclaremos que, en realidad, en toda mi vida, por suerte o por desgracia, yo nunca he vivido fuera de la comarca de Barcelona más de medio año seguido. Lo que sí que le aclaré en mi respuesta es por qué las notas que patinan se llaman así. En uno de los primeros posts de ese estilo que publiqué cuando aún los llamaba simplemente «notas», un colega me dejó un comentario diciéndome que le parecía que había patinado totalmente. Yo me metía con algunas viejas glorias y él no estaba nada de acuerdo conmigo. De hecho me acusaba de meter a todos en el mismo saco y opinaba que eso no servía para otra cosa que para rebajar el discurso. Antes de que yo pudiese leer su comentario nos encontramos por casualidad en un bar (bueno, Cortázar diría que eso no fue de ninguna manera una casualidad). Me dijo que me había dejado un comentario en mi blog pero que ya lo leería en mi casa porque no estaba dispuesto a comentarlo conmigo cara a cara. La razón que me dio fue que él pensaba mientras escribía. Para pensar bien necesitaba escribir. También me comentó que le parecía que ponerle un título a cada una de mis notas (como yo hacía por entonces) era un error. Creo recordar que él pensaba que eso condicionaba la lectura. La discusión en mi blog fue muy entretenida. La del bar también. Todo eso me hizo reflexionar bastante. Decidí que los posts se llamarían Notas que patinan y que los iría numerando, en vez de buscarles un título. Esto último es una regla que nunca acabó de convencerme, así que a veces me la salto. En cambio, llamarles a todas notas que patinan me pareció que me daba permiso para meter la pata lo que hiciese falta.