Encantado de ser parte del equipo de Emisiones Cacatúa.

Las Emisiones Cacatúa iniciaron su andadura en Esta es una plaza. La gente fue llegando a ese jardín maravilloso (no nos cansaremos de repetirlo) poco a poco, a partir de las 10 de la mañana. Algunos se sentaban y otros paseaban. Mientras, Marta Blanco preparaba un delicioso desayuno entre tropical y mediterráneo. La radioperformance estaba en marcha. Las miradas, no se sabía muy bien si eran de ensoñación o de sueño. Contemplativas, en cualquier caso. Se hicieron las presentaciones. Se envió un mensaje a los deslocalizados, a aquellos que nos escuchaban por TVtron. También a los oyentes del futuro, esos que escucharán el podcast cuando lo colguemos, en unos días, la semana que viene, cuando finalicen las emisiones. Una primera intervención en el chat nos hizo saber que había alguien ahí fuera, que no enviábamos los bits al vacío. Claris, una deslocalizada, estaba infiltrada en una oficina madrileña, escuchándonos. Desde Twitter, otros deslocalizados se manifestaron: trabajando y escuchando desde Chueca, Barcelona, Belo Horizonte en Brasil. Por lo menos. Más que una plaza estábamos en un jardín con huerto al fondo. En una hamaca, una alemana se balanceaba donde poco antes, cuando llegamos, una pareja había pasado la noche. Comenzaron a servir sandía. Mientras tanto, desde un micrófono inalámbrico que, en realidad era un plátano, o al revés, los localizados describían su paraíso.

Pedimos a los deslocalizados que nos describiesen lo que veían. Claris, en su oficina, lo que veía era un esquema del sistema educativo español. El encargado de la retransmisión de TVtron veía los balcones de los vecinos con ropa tendida junto a una bandera española, también tendida, quizá porque la estaban secando, como el resto de sábanas.

Cris Blanco cantó You singing, con su casiotone. El té, el café, la repostería casera, el pan con jamón, iban de mano en mano. Mientras, Nilo y Arantxa, detrás de una tela negra conducían la sesión: música, sonido, palabras. De nuevo, Cris Blanco, oculta, cantó la canción de El proceso, con Nilo. Y entonces quitaron la sábana y los vimos desnudos (a Cris Blanco, no), como en la danza contemporánea de los 90.

Perdimos la conexión un par de minutos, pero volvimos. Mientras otros deslocalizados se sumaban a la audiencia de TVtron. Aimar Pérez Galí, Silvia Zayas y alguno más, se escondieron detrás de las sábanas. Dijeron, entre otras cosas, que el verano debiera durar el doble que el invierno. Se escuchó la lengua inglesa, la alemana, la francesa, el portugués. Desde Belo Horizonte nos dijeron que fuésemos a pasar las Navidades a Sudamérica, allí hace calor y la cruda de Año Nuevo se puede pasar en la playa. Parecía que habíamos pasado esa barrera a partir de la que ya nos podíamos quedar horas y horas escuchando mientras contemplábamos nuestro alrededor. Claris nos tuvo que dejar porque era la hora de su desayuno en la azotea y su móvil es de la vieja escuela, sin internet. Pero nos dijo que al día siguiente nos escucharía de nuevo. Cris Blanco, con The Elements reforzado con Nilo Gallego a la percusión y Eduard Mont de Palol en la guitarra eléctrica, interpretaron La canción del caos. Cuando mejor estábamos, vino el tema de despedida, una versión de Cris Blanco & The Elements de No tengo miedo al futuro, de Astrud, que va camino de convertirse en el himno de estas sesiones. O, como mínimo, será el jingle de esta radioperformance.

Aimar Pérez Galí tomó algunos fotos con su móvil y las colgó en Twitter. Se convirtió en los ojos de Cacatúa. Son las de este post.

De miércoles a viernes, los días 20, 21 y 22, de 10 a 12 de la mañana, Arantxa Martínez y Nilo Gallego nos invitan a presenciar las Emisiones Cacatúa: una radioperformance matinal diaria con desayuno incluído en Esta es una plaza, en Lavapiés, en el marco del Festival In-Presentable.

Más información aquí.