Ayer noche, el programa En la nube de Radio 3 dedicó un monográfico a cómo está afectando la crisis a las artes escénicas. Lo jodido es que, aunque es Radio 3, una emisora conocida porque lleva muchos años dedicándose con gran éxito a la música independiente, en el programa de ayer se supone que buscaron a los indies de las artes escénicas y, en mi humilde opinión, sólo hablaron los de siempre, como siempre. Me indigna.
En Radio 3 si eres Amaral no te hacen caso porque ya eres demasiado comercial. Y en artes escénicas el más moderno al que van a buscar es al director del Teatro Pradillo de Madrid. Y tenemos que oír en Radio 3, prácticamente la única emisora de ámbito estatal que se puede escuchar sin sentir vergüenza ajena, que el Teatro Pradillo es el representante de una programación arriesgada e innovadora. Juzguen ustedes clicando en el link. Sí, lo era, ¡en los 90!
El otro momento en el que escuché algo que rozaba la realidad en la que vivo fue cuando entrevistaron al director de un certamen del cual no recuerdo el nombre y ese señor pone como ejemplo de espectáculo innovador que está triunfando por Europa y el mundo a «Amarillo» de los mexicanos Linea de Sombra, que por mucho que se esfuercen, lo siento, de innovador tiene muy pero que muy poco, me parece que Rodrigo García lleva haciendo ese tipo de teatro 20 años por lo menos y lo que consiguen hacer en «Amarillo», a estas alturas y dejando de lado si te gusta o no o si tiene calidad o no, me parece muy rancio.
En el programa de ayer ni rastro de los creadores y las estructuras a las que sigo. Yo y muchos otros, no se crean que yo soy un ser especial. Y claro, los problemas son otros. Un director hablaba de que daba trabajo a 27 personas en su compañía y que tenía chorrocientos bolos que los ayuntamientos les pagaba tarde, mal y nunca. ¿Conocéis a algún creador escénico a quien sigáis habitualmente que tenga una compañía con 27 personas? ¿Y chorrocientos bolos contratados con ayuntamientos?
Me entristece comprobar que vivo en una realidad que es underground hasta para Radio 3. Seguramente los creadores y las estructuras tienen mucha culpa de no comunicar adecuadamente, de no traspasar la endogamia, pero algún periodista podría poner algo de su parte, joder. ¿Por qué sí ponen de su parte en otros ámbitos, como en el de la música? ¿Quizá por algo que pasó en los 80? ¿Por qué Radio 3 tiene un programa de cine que puede hablar del extinto DiBa festival de cine digital de Barcelona al mismo tiempo que del Festival de Cine de San Sebastián y eso no pasa jamás en el ámbito de las artes escénicas, artes vivas o como queráis llamarles? De las artes, vamos. ¿Es que deberíamos cambiar de nombre? ¿Qué somos, a parte del puto off del off del off del off, como hemos oído decir por ahí alguna vez a algún ex dirigente de las Industrias culturales catalanas muy bien informado?
Por favor, acabemos cuanto antes con la CT, la PCT, diría yo: La Puta Cultura de la Transición. Ya no puedo ni escuchar la radio tranquilo por la noche.
Otros días, escucho cosas parecidas, leo cosas parecidas, me indigno igual pero no publico mi indignación. Pero estoy harto y creo que hay algo de obligación moral en utilizar todos los medios a nuestro alcance para que cambien las cosas. Quizá no cambien nunca, quizá tardemos 20 años, pero cómo no intentarlo, rompiendo puertas a patadas si es necesario.
Me acosté indignado pero desayunando me he encontrado con este ejemplo tímidamente esperanzador del cual llevo días oyendo hablar con múltiples casos: cambios en el ultraconservador y jerárquico mundo de la musica clásica a golpe de publicar lo que se piensa, de crisis y de movilización de la tropa de soldados rasos: La ‘primavera árabe’ de las orquestas.