Hace ya una eternidad, cuando vivía en París, iba mucho al Polly Maggoo, en el número 11 de la rue Saint Jacques. Ese bar me fascinaba y para mí era París. Porque parecía que no hubiesen tocado nada desde hacía un siglo, por su nombre, por el inmenso cartel de la película Qui àªtes-vous Polly Maggoo?, que nunca vi y me intrigaba un huevo, porque abría toda la noche y la fauna me parecía curiosa, porque después de todo era barato hasta para mí y juraría que incluso tiraban bien las cañas.
Hace mucho ya de todo eso (justo este mes se cumplen trece años) pero, después de dar muchas vueltas, curiosamente cada día que pasa me siento más cercano a aquellos tiempos, sólo que ahora dispongo de más información. Y no sé si eso es una putada porque, en realidad, todo cambia y yo sigo igual. Hoy he leído que hace unos años desapareció el Polly Maggoo. Y, lo que es peor, alguien se ha apropiado de su imagen y lo ha hecho reaparecer dos números más allá en la misma calle convertido en hotel y bar pijo, con una fachada de lo más hortera que fusila el famoso cartel y traiciona el espíritu y la memoria del viejo Polly Maggoo. Todo cambia, nada permanece, ya lo sé. Me conformo con haber visto hoy por casualidad un trozo de la famosa película, por fin. Me ha hecho gracia descubrir en los créditos que sale Fernando Arrabal. Y también se me ha cerrado el círculo (o se me ha abierto más) al darme cuenta de que una de las actrices, Peggy Moffitt, aparece también en Blow up, de Antonioni, una peli que me fascinó cuando la vi por primera vez (por la época del Polly Maggoo, precisamente). Blow up parte de un relato de Cortázar (Las babas del diablo) que yo acababa de leer en esa época, justo después de leer El perseguidor, un tremendo relato inspirado en Charlie Parker que últimamente estoy volviendo a leer a trozos, lo que me demuestra que sigo dando vueltas alrededor de las mismas historias que hace 15 años. En Blow up también sale Jane Birkin (Je t’aime moi non plus), a quien precisamente me crucé una mañana en una mani en París, lo que estoy convencido de que me dejó secuelas de las que aún no me he recuperado. Y así me he quedado, que estoy por volver a París para dar un sentido a mi vida ayudando a ejecutar el punto número 13 de este programa electoral que dice lo siguiente:
Destruction immédiate et sans recours du faux Polly Maggoo installé cyniquement non loin du lieu de sa disparition Well, show me the way To the next whiskey bar Oh, don’t ask why
Para los que no dominan el francés: Destrucción inmediata y sin recurso del falso Polly Maggoo instalado cínicamente no lejos del lugar de su desaparición (El texto en inglés es parte de la letra de Alabama Song, de The Doors, supongo que porque a Jim Morrison, por lo que he leído por ahí, también le gustaba el bar).
Y cuando acabe con eso me parece que me pongo con el punto 12, defensa y protección de los neutrinos, que me ha hecho preguntarme si detrás de todo esto no estará la mano oculta de los mismísimos Stupid Feats. Es posible que me esté volviendo un paranoico pero es que acabo de leer a Vila-Matas citando presuntamente a Stendhal (ya no me creo nada) y dice así:
Acuérdate de desconfiar
Qui àªtes-vous, Polly Maggoo? (visto en Dadanoias)
Blow Up
ACTUALIZACIà“N (8/9/2008): Enlaces para descargar Qui àªtes-vous, Polly Maggoo?
Un pensamiento sobre “El Polly Maggoo”
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